Psiquiatras y psicólogos, las nuevas especies de nuestra sociedad
Las enfermedades psiquiátricas y los trastornos psicológicos, aunque no nos lo parezca, son una constante en nuestra sociedad actual.
Aunque, seguramente el ser humano padece tales afecciones desde tiempos inmemoriales, no es hasta unos pocos siglos atrás, y más recientemente en nuestra actualidad, que somos realmente conscientes de que hay enfermedades que afectan a nuestro cerebro y a nuestra psique y que existen unos profesionales especialistas en tratarlos.
Psiquiatras y psicólogos. Desconfiando de la psiquiatría y la psicología
Aun así, acudir a un versado en la materia es algo a lo que muchas personas todavía se resisten, sobre todo por desconfianza, desconocimiento, miedo o tabú social.
Normalmente, un individuo acude a terapia cuando padece una afección relativamente grave, de manera que ve afectadas sus áreas vitales y se ve imposibilitado para desarrollar una vida “normal”. De todas formas, son muchas las personas que, sin saberlo, padecen una enfermedad de este tipo y sin embargo, no acuden al psiquiatra o psicólogo cuando, en verdad, lo necesitan.
En muchos casos, como profesionales nos encontramos que las personas desconfían de nuestro trabajo y, en cierta manera, puedo entender que así sea. Igual que en otras profesiones, tanto en psiquiatría como en psicología hay malos profesionales. Supuestos expertos que tratan tales enfermedades y que, además de no conseguir curar la enfermedad, pueden incluso contribuir a empeorar la calidad de vida del paciente.
De hecho, hay muchos mitos acerca de estas ciencias. En consulta he oído todo tipo de desconfianzas y miedos acerca de la psiquiatría y la psicología y, en cierta manera puedo entenderlo. Nuestro trabajo como profesionales de la salud mental es psicoeducar a las personas que atendemos para que tengan la información clara y exacta y así puedan decidir libremente sobre su bienestar.
Cómo elegir a un buen profesional
A la hora de escoger a un buen profesional es básico y muy importante tener en cuenta determinados aspectos:
- Mejor basarnos en las recomendaciones de amigos, conocidos o expertos de otros campos para escoger al psiquiatra o psicólogo adecuado. De esta manera, tendremos referencias concretas de los buenos resultados obtenidos.
- No ceñirnos únicamente al expediente académico o a la buena reputación: Hay especialistas que tienen infinitud de credenciales, miles de libros publicados o incluso que ostentan cargos de mucha notoriedad. Aunque hay determinadas titulaciones imprescindibles para ejercer nuestra profesión, no nos dejemos deslumbrar por los méritos académicos. Determinados especialistas pueden ser muy válidos en la publicación de contenido científico pero malos profesionales en la práctica clínica.
- Una vez hemos acudido al profesional, es básico que se nos informe adecuadamente y en todo momento del camino a seguir en relación a nuestro caso. El paciente debe saber cómo va a actuar el profesional y porqué, y cuáles van a ser las estrategias a seguir. La comunicación entre médico y paciente debe ser bidireccional, trabajando conjuntamente por objetivos a corto, medio y largo plazo. Por ejemplo, algo que muchas personas desconocen es que tienen derecho a acceder a su expediente médico en todo momento y que, si lo requieren, el médico o psicólogo debe facilitar un informe por escrito. Al mismo tiempo, todo paciente debe ser informado de su diagnóstico y entender exactamente lo que le pasa.
- Al final, lo que cuenta son los resultados. La mayoría de casos que visitamos deben obtener una mejoría considerable sino, una remisión total de síntomas. Son muy pocos los clientes que no obtendrán una mejora de su estado y, en esta situación, se debe informar al paciente. Hay el falso mito de que el paciente psiquiátrico es difícil de curar y que estas personas arrastrarán su enfermedad a lo largo de su vida. Cuando el profesional hace bien su trabajo, el paciente debe mejorar su calidad de vida y, en general, debe poder llevar una vida saludable y adaptada.
- Si tenemos dudas, pidamos una segunda opinión. De la misma manera que si acudo a un abogado y no quedo satisfecho con sus servicios o tengo dudas respecto a su trabajo, cuando uno acude al psiquiatra o al psicólogo y no ve solucionado su problema o cree que se está demorando su mejoría sin explicaciones claras al respecto, es importante pedir una segunda opinión.
A modo de resumen, creo que la salud mental debe ser una prioridad en nuestra escala de valores. Pensemos que todos los aspectos de nuestra vida parten de nosotros mismos. Si el punto base del cual parte todo lo demás no acaba de estar bien, nos costará mucho tener una vida estable, llevar a cabo nuestros objetivos y ser felices. Por lo tanto, animo a todas esas personas que no acaban de sentirse bien que le den una oportunidad a uno de estos especialistas. Muchas veces, las dificultades que tenemos tienen una solución más fácil de lo que nos pensamos.
Helena Romeu Llabrés
Psicóloga clínica
Licenciatura en Psicología, Universitat Oberta de Catalunya.
Título de experto en Terapia Cognitiva, Universitat Ramon Llull.
Formación específica en Hipnosis Clínica, Gabinet mèdic i psicològic Dr. Romeu.
Licenciatura en Ciencias de la Información, Publicidad y RRPP, Universitat Ramon Llull.
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No tengo ganas de vivir estoy mal triste agobiada ya no puedo más