Vivir con sentido
El último texto que escribí, “Vivir con seguridad”, terminaba así: “Nosotros somos los dueños de nuestras vidas. De vida tenemos una. Crezcamos seguros y felices”. Esta frase inspira las palabras que presento a continuación.
Cada día, de lunes a viernes, trabajo con personas que, por diferentes motivos, me transmiten con pesar que no se sienten felices, que su vida no es como querrían, que no se sienten satisfechos con aquello que hacen o deshacen.
La competencia
Vivimos en una sociedad competitiva, basada en la producción y por lo tanto, en el trabajo. Dedicamos muchas horas al día a ello, y si no lo hacemos nos sentimos mal, diferentes a los demás.
Es genial realizar un trabajo que nos guste, es genial tener gente que queremos a nuestro lado y también es genial pasarlo bien los fines de semana. Pero a veces, esto no es así, o si lo es, quizás no sea suficiente.
Alguien dice: “Lo tengo todo (o no), ¿por qué me siento así?, ¿por qué no soy feliz?”. Se enfada con él/ella misma porque tiene todo (y otros no), no comprende la invasión de la insatisfacción.
El error de dejarse llevar
Sucede que, muchas veces, es fácil caer en dejarnos llevar “por la vida”, por las obligaciones, los compromisos y el día a día. Sucede que, a veces, nos olvidamos de nosotros mismos y de nuestros propios propósitos. También ocurre que, a veces, “vamos tirando” sin plantearnos El Sentido, es decir, el sentido que le damos a nuestra propia vida.
Para vivir con plenitud es imprescindible darle sentido a nuestra vida. Vivir proactivamente, en busca de nuestros propósitos, siendo conscientes también de las posibilidades que tenemos. Vivir con objetivos, pero no esperando nuestra felicidad delos resultados, sino más bien, viviendo el proceso que está siendo, que éste es siempre nuestro presente. De esta forma, caminar.
Algunas preguntas que nos podemos hacer para guiar satisfactoriamente nuestras vidas pueden ser:
¿Qué sentido quiero darle a mi vida? ¿Cómo quiero vivir mi vida? ¿Cuál es mi proyecto de vida? ¿A través de qué valores quiero vivir? ¿Qué cosas quiero hacer? ¿Cómo puedo empezar a andar hacia el sentido que le quiero dar a mi vida? |
Puede que no sea fácil responder estas preguntas, pero si buscamos y escuchamos a nuestro “Yo interno”, si le permitimos salir, si damos voz a nuestras inquietudes, obtendremos respuestas. Para ello, puede ser interesante escribirlo, realizar una “lluvia de ideas” (escribir, espontáneamente y sin filtros, lo que nos aparece en nuestra mente) y así, posteriormente, poderlo elaborar.
Una vez descubramos qué sentido queremos darle a nuestra existencia consciente y sepamos cómo queremos vivirla, es cuando podemos empezar a andar hacia la dirección deseada.
Así, sí que uno rige y dirije su vida. Se responsabiliza de su bienestar y da sentido a sus elecciones.
Quiero terminar este texto con un verso maravilloso de Antonio Machado:
“Caminante, son tus huellas
el camino, y nada más;
caminante, no hay camino,
se hace camino al andar.
Al andar se hace camino,
y al volver la vista atrás
se ve la senda que nunca
se ha de volver a pisar.
Caminante, no hay camino,
sino estelas en la mar”.
Laia Oliva. Psicóloga, psicoterapeuta.
Licenciatura en Psicología, Universitat Oberta de Catalunya.
Título de experto en Terapia Cognitiva, Universitat Ramon Llull.
Formación específica en Hipnosis Clínica, Gabinet mèdic i psicològic Dr. Romeu.
Licenciatura en Ciencias de la Información, Publicidad y RRPP, Universitat Ramon Llull.