¿Cómo nos afecta el cambio de estación?: La depresión otoñal
Cuidado con el otoño y los cambios de estado de ánimo
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Las largas tardes soleadas de verano y las altas temperaturas dan paso a los días cortos, menos luz y el frío. Finales de Octubre, principios de Noviembre. Empieza el frío. Anochece antes, hay menos luz. Comienzan a desfilar las bufandas, los abrigos, los guantes y otros componentes destinados a abrigarnos. Llueve más y la humedad se impregna en nuestros huesos. A las seis de la tarde ya está oscuro y todo parece más gris.
Los cambios de estación y, sobre todo, los cambios de verano a otoño y los de invierno a primavera son especialmente delicados, ya que afectan a nuestro estado de ánimo de una forma muy marcada. Estos cambios climáticos nos obligan a readaptar nuestro organismo y también nuestras mentes y esto causa en nosotros una serie de desajustes que van más allá de los típicos resfriados, bajadas de defensas y gripes de la época.
Empezamos a notar que estamos más cansados y que todo nos cuesta más. Nos sentimos más apáticos y tristes, sin ganas de hacer tantas cosas. Nos apetece quedarnos en casa, en nuestro refugio y relacionarnos menos con el resto de gente. Dormimos más, nos cuesta levantarnos por las mañanas. Ir a trabajar cuando todavía está oscuro nos deprime. Todo nos supone un problema y en general estamos más pesimistas y negativos. Comemos más y más a menudo. La irritabilidad aflora y parece como que reaccionamos con irascibilidad delante de cualquier contingencia.
Y sí, es verdad, el cambio de estación es un factor externo que propicia los trastornos ansiosos y depresivos leves. Se trata de la llamada depresión otoñal o trastorno depresivo estacional.
Y esto, ¿por qué sucede?
Al exponernos menos horas a la luz solar, nuestro cerebro produce menos serotonina, neurotransmisor encargado de regular nuestro estado de ánimo, el apetito y el sueño, entre otros. Nuestro ritmo vital se ve profundamente alterado, aunque pasados unos días nos adaptamos progresivamente al cambio.
Los síntomas típicos son la falta de energía, tristeza y cansancio, entre muchos otros, los cuales van despareciendo a medida que avanza el calendario y nuestro cuerpo se acostumbra al cambio.
Esta readaptación es lenta y, sobre todo, se ven afectadas aquellas personas que tienen más vulnerabilidad a nivel neuroquímico, es decir, aquellos más propensos a desarrollar trastornos de ansiedad y/o del estado del ánimo. Por lo tanto, todas esas personas que a lo largo de su vida han tenido alguno de estos trastornos tienen que ir con más cuidado, pues el cambio de estación puede desencadenar un nuevo episodio o empeorar los síntomas de los que padecen estas enfermedades.
Actividades que ayudan a sobrellevar la depresión estacional
Sal de casa
Ves a pasear y que te dé el sol. Contra más exposición solar más podrás prevenir estos altibajos. Los paseos a primera hora de la mañana son especialmente beneficiosos. Si vais a tomar algo por la mañana o al mediodía intentad hacerlo en la terracita de un bar. Realizar ejercicio al aire libre en lugar de encerrarnos en un gimnasio también puede ayudar.
Lleva una dieta equilibrada
Sobre todo, rica en vitaminas y minerales. Legumbres, frutas y verduras serán tus mejores aliados. Incluir algún complemento vitamínico tampoco es mala idea. Haz tus 5 comidas diarias, intentando comer más cantidad al mediodía y menos por la noche. Deja pasar un par de horas desde que cenas hasta que te vas a dormir. No abuses de los azúcares refinados ni de los carbohidratos y restringe las grasas saturadas.
Duerme bien
Duerme las horas que necesites por la noche, asegurándote de que no te despiertas con sueño por la mañana. Evita las siestas, no son tan beneficiosas como pensamos. Descansa todos los días de la semana de forma regular. Alterar el sueño es uno de los factores de más riesgo para los trastornos del estado de ánimo y de ansiedad.
Realiza reuniones familiares y/o con amigos
Quedarse en casa leyendo un buen libro o disfrutando de una serie no está mal, pero no hagas de tu casa tu refugio continuo. Fuérzate, al menos una o dos veces a la semana, a relacionarte socialmente, esto te mantendrá activo y evitará el aislamiento.
Haz ejercicio
El ejercicio regular es sano para la mente y para el cuerpo. Si no te gusta hacer deporte, intenta salir a pasear cada día o sustituye el transporte caminando para ir al trabajo. Realizar ejercicio estimula de forma indirecta la creación de nuevos neurotransmisores, así que ya sabes, ponte las zapatillas y sal a correr.
Ir al psicólogo o al psiquiatra si todo lo demás falla
Si aun así, te estás viendo afectado por la depresión otoñal y no le encuentras salida, consulta a un profesional. Este tipo de trastornos, si se cogen a tiempo, tienen buena respuesta al tratamiento, así que no te duermas en los laureles y pide ayuda.
Helena Romeu Llabrés
Psicóloga Clínica
Licenciatura en Psicología, Universitat Oberta de Catalunya.
Título de experto en Terapia Cognitiva, Universitat Ramon Llull.
Formación específica en Hipnosis Clínica, Gabinet mèdic i psicològic Dr. Romeu.
Licenciatura en Ciencias de la Información, Publicidad y RRPP, Universitat Ramon Llull.