El “Síndrome de Fortunata”: La dependencia emocional de una mujer a un hombre casado
El Síndrome de Fortunata es una modalidad de dependencia emocional que describe un tipo de relaciones afectivas que algunas mujeres desarrollan de forma repetida hacia los hombres casados.
Síndrome de Fortunata
Las características que definen este síndrome en una mujer que lo padece son:
- Sensación de amor intenso hacia un hombre casado.
- Desapego en relaciones con otros hombres.
- Pensamiento de que si no se está con ese hombre, la vida no tiene sentido.
- Posibilidad de abandonarlo todo si ese hombre se lo pide.
- Creencia de que ella es quien debe estar con ese hombre y no su mujer.
- Si han tenido hijos juntos, se agrava la sensación anterior. Si no los ha tenido, manifiesta deseos e intentos de tenerlos.
- Sentimientos contradictorios hacia la esposa, a veces empatía y otras, rechazo.
- Responsabiliza al amor de esta situación y lo utiliza como justificación de referencia.
- Pensamientos fantásticos e ilusorios de futuro conjunto con ese hombre.
¿Qué factores propician que se desarrolle este síndrome?
- Estilo educativo que propicia la dependencia emocional: La mujer adopta un rol de dependencia total subordinado al del hombre.
- Propensión hacia el auto-sacrificio: Las necesidades del hombre pasan a ser prioritarias y las de la mujer quedan relegadas a un segundo plano.
- Lástima hacia al hombre y sentimientos de culpa: Se sentirá gravemente apenada y culpable si decide romper con el hombre y éste manifiesta dolor o infelicidad.
- Valoración excesiva del concepto de amor: El amor pasa a ser un ideal, alrededor del cual gira todo lo demás.
- Se idealiza la relación con el hombre: Cuando el hombre está con la “otra” mujer, está libre de compromisos de todo tipo, por lo que manifiesta una cara alegre y animada que no coincide con la realidad.
- Autoestima baja: La segunda mujer acepta ser un segundo plato.
Salir con un hombre casado, psicología
¿Cómo puede ser un tratamiento psicológico efectivo para este tipo de pacientes?
a. El profesional debe ser capaz de ayudar a la clienta a tomar conciencia de su situación. Se deben disipar distorsiones cognitivas para que la mujer observe objetivamente la realidad. Es importante empatizar y liberar de culpas a la clienta. Todo este trabajo irá dirigido a romper los vínculos de dependencia, aunque será doloroso y difícil. La paciente debe concienciarse del daño que se está haciendo a sí misma y de que posterga la ruptura con excusas de todo tipo.
b. La terapia cognitivo conductual puede ser muy efectiva en este tipo de casos. Proponer a la clienta ampliar y enriquecer sus ámbitos vitales al mismo tiempo que se fomenta su autonomía. Plantear técnicas de resolución de problemas y exponer a la paciente a todo tipo de situaciones que anteriormente no se planteaba hacer sola. Ayudarla a conocerse a sí misma, a aceptarse y a valorarse.
c. El vínculo con el terapeuta deberá ser firme y seguro. Una indicación fundamental para la buena resolución de este tipo de casos es informar a la clienta de que no debe mantener ningún tipo de contacto con el hombre casado. Se deberá ayudar a la mujer a desvincularse del hombre, acompañarla en los momentos de debilidad mientras no haya reconstruido y reestructurado su vida y prevenir recaídas.
Helena Romeu
Psicóloga clínica
* Texto basado en: Jorge Barraca: Una forma de dependencia emocional: El «Síndrome de Fortunata». Papeles del Psicólogo, 2015. Vol. 36(2), pp. 145-152.
Licenciatura en Psicología, Universitat Oberta de Catalunya.
Título de experto en Terapia Cognitiva, Universitat Ramon Llull.
Formación específica en Hipnosis Clínica, Gabinet mèdic i psicològic Dr. Romeu.
Licenciatura en Ciencias de la Información, Publicidad y RRPP, Universitat Ramon Llull.