Un miedo a hablar en público se apodera de mí
Estoy en la puerta de la oficina y ya estoy empezando a sentir los temblores. Realmente odio hacer exposiciones. Las manos frías y el corazón acelerado, la respiración entrecortada. Signos manifiestos de que la ansiedad está viniendo. ¿Y si me equivoco? O peor ¿Y si me quedo en blanco? No quiero hacer el ridículo. Si se ríen de mí me muero. Esto es una tortura ¿Y si se aburren? ¡Madre mía!, y encima estoy sudando. Se van a dar cuenta de que estoy totalmente nervioso y pensarán que soy patético. Esto es una mala idea. Seguro que va a salir mal.
El miedo a hablar en público es algo mucho más habitual de lo que nos pensamos. A todos nos agrada gustar a los demás y cuando nos exponemos ante los otros para hablar de cualquier cosa, nos podemos sentir juzgados y por lo tanto presionados para hacerlo bien y no equivocarnos. Este miedo o nerviosismo inicial es completamente normal pues nos vamos a exponer delante de otras personas y seremos valorados por ellos. Pasaremos a ser el centro de atención y todas las miradas se dirigirán hacia nosotros.
El problema viene dado cuando estos miedos llegan a bloquearnos y nos impiden poder proseguir. En algunos casos, la persona que debe hacer una presentación o conferencia puede sentirse verdaderamente agobiada y a la larga, acabar desarrollando una fobia.
En el fondo el miedo patológico a hablar en público se basa en una baja autoestima e inseguridad personal en determinados aspectos de nuestra personalidad. El no confiar en nuestros conocimientos o en nuestras capacidades nos hace dudar de nosotros mismos. Seguramente, no nos valoramos y no nos queremos tanto como deberíamos, lo cual nos hace dependientes de la aprobación de los otros. Por lo tanto, uno de los principales aspectos a tratar en una terapia es mejorar la autoestima, pues es el único camino hacia la mejora personal en cualquier aspecto.
Muchas veces, necesitamos sentirnos aceptados por los demás. Es como si nuestro bienestar dependiera de la aprobación de los que nos rodean. Esto representa un problema, pues nuestra felicidad, nuestra paz interior debe estar determinada por lo que pensemos nosotros de nosotros mismos y no de lo que piensen los demás. Es verdad que a todos nos gusta agradar, pero que nos guste es una cosa y que lo necesitemos es algo muy diferente. De esta forma, es importante trabajar en las cosas que dependen de nosotros mismos y, en aquellas cosas que no podemos controlar, debemos aprender a resignarnos y a adaptarnos de la mejor manera posible.
En consulta, pacientes que vienen con esta demanda, explican que para intentar reducir este miedo atroz, se vuelven extremadamente perfeccionistas y autoexigentes. Trabajan de forma compulsiva, horas y horas sin parar y todo para evitar algo irónicamente inevitable: equivocarnos. Por muchas horas que practiques, por muy bien que domines el temario, siempre hay cabida para la equivocación.
Somos humanos y forma parte de nuestra condición el errar. Entonces, otro aspecto a destacar en un proceso terapéutico de este tipo es el de aprender que todos nos equivocamos y que no pasa absolutamente nada. Además, de las equivocaciones se aprende. Hay cosas que si no nos equivocamos nunca las llegamos a aprender.
En general y para tranquilizaros, sólo falta decir que este tipo de dificultades tienen fácil solución. Si queréis realmente cambiar y mejorar, si estáis dispuestos a trabajar y a persistir en vuestra fuerza de voluntad, si tenéis paciencia y empezáis una terapia con un buen profesional, os aseguro que resolveréis este miedo y, de hecho, todo aquello que os propongáis.
Cuando la sintomatología ansiosa suponga un obstáculo significativo para el proceso de mejora, es aconsejable buscar la opinión de un especialista médico para evaluar la viabilidad de iniciar un tratamiento farmacológico. Este enfoque puede ser especialmente útil cuando, pese a haber realizado un tratamiento psicológico adecuado, la ansiedad continúa interfiriendo de forma significativa al realizar exposiciones o presentaciones en público.
Es importante tener en cuenta que el tratamiento farmacológico no siempre es necesario para todas las personas con ansiedad, y la decisión de comenzar dicho tratamiento debe basarse en una evaluación individualizada que considere la gravedad de los síntomas, la respuesta a tratamientos previos y las preferencias del paciente.
El tratamiento farmacológico para el pánico escénico o miedo a hablar en público es el mismo que se utiliza para cualquier otro trastorno de ansiedad. Generalmente involucra el uso de antidepresivos y/o ansiolíticos:
Superar el pánico escénico implica preparación, respiración y enfoque. La práctica exhaustiva y el dominio del material son fundamentales para aumentar la confianza. Antes de subir al escenario, practica técnicas de respiración profunda y relajación para calmar los nervios. Visualizar una actuación exitosa puede reducir la ansiedad y aumentar la confianza. Enfócate en el mensaje que deseas transmitir, no en tus propios nervios. Aceptar que es normal sentir nervios antes de una actuación es crucial. Considera comenzar con actuaciones en entornos más pequeños antes de enfrentarte a situaciones más desafiantes. Hablar con amigos o buscar apoyo profesional puede ayudar a manejar la ansiedad.
En DrRomeu somos especialistas en tratar el pánico escénico. Si el miedo a hablar en público afecta tu vida o carrera, considera la ayuda de un terapeuta especializado como los psicólogos de nuestro gabinete. Recuerda que superar el pánico escénico es un proceso gradual y que cada persona puede encontrar estrategias que funcionen mejor para ellos. Lo importante es perseverar y ser amable contigo mismo en el camino hacia la confianza en el escenario.
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