Vivir con seguridad
En terapia observo que muchas de las manifestaciones sintomatológicas del problema que presenta la persona, son como la punta de un iceberg, en el que debajo de su superficie (el síntoma), se amaga un gran bloque de hielo (el problema real), que es lo que realmente debemos trabajar atentamente en terapia.
Así, problemas de conducta (como agresividad), ansiedades, depresión… que se manifiestan de diferentes formas, tales como por ejemplo, con conductas disruptivas, ataques de pánico, miedo a salir de casa, a coger el metro, miedo también a hablar en público, tristeza, falta de motivación, melancolía y muchas otras formas, pueden ser consecuencia de inseguridades personales e insatisfacciones asociadas a una baja autoestima.
¿Por qué tantas personas se sienten inseguras consigo mismas? ¿Por qué tantas personas tienen mellada su autoestima?
Volviendo a mi trabajo, la psicoterapia (la curación a través del habla), vengo viendo como se repiten diferentes patrones conductuales en estos temas. Así, las personas que acuden con este tipo de problema tan frecuente y para mí preocupante, cumplen con ciertas formas de comportamiento (la conducta no es solo observable, también es conducta el pensamiento).
Estas formas son en parte, el coletazo de nuestra sociedad, una sociedad muy competitiva con unos prototipos muy claros que premian el éxito, la belleza, la delgadez, la riqueza y otros clichés varios.
De esta forma, desde la inocencia y la pura espontaneidad de la primera infancia, vamos creciendo, desarrollando un concepto del Yo, que se construye también en relación a la comparación con nuestros iguales, a la integración de mensajes externos que nos atribuyen y en base también, de nuestros ideales (éxito, belleza, riqueza…).
Para desarrollar un Yo seguro y pleno, personas con una autoestima adecuada, debemos sustituir la exigencia por el respeto, el castigo por la responsabilidad, el elogio material por refuerzos de tipo inmaterial (felicitaciones, abrazos, sonrisas, experiencias compartidas…) y formas positivas de desarrollo.
Observo que muchas personas tienen una actitud crítica y cuestionadora hacia sí mismos. Exigente e irrespetuosa, autoritaria y fallida.
Pero siempre estamos en disposición de cambiar, de crecer con plenitud y desarrollar herramientas que nos permitan crecer positivamente, sentirnos a gusto con nosotros mismos y con la vida que construimos.
Por esto, es importante que aprendamos a tratarnos a nosotros mismos a través de los siguientes aspectos:
- Respeto: Es importante respetar nuestros tiempos, hablarnos internamente con consideración tal y como hacemos con las demás personas. Permitirnos darnos deferencia y utilizar un lenguaje justo con nosotros.
- Aceptación incondicional: Somos bellos, con potenciales y llenos de posibilidades. Evidentemente, podemos ver que fallamos en algo, somos humanos. No basemos nuestra autoestima en nuestros fallos. Desde la aceptación y el respeto podemos mejorar.
- Cuidados: Tomémonos un tiempo para cuidarnos, para dedicarnos a nosotros mismos, de forma atenta y positiva.
- Escucha activa: Escuchemos nuestra voz, atendamos nuestros anhelos. Nuestro Yo es la clave para crecer felizmente. Basta de acallarnos, de silenciarnos, de escondernos. Escuchemos aquello que queremos.
- Responsabilidad: Tengamos una actitud consciente, tanto en la toma de decisiones como en la aceptación de sus consecuencias. Afrontemos la vida con responsabilidad sin dejarnos llevar por el entorno.
- Legitimación: ¿Por qué cuestionarnos tanto? Así nos apagamos y dejamos crecer al miedo. Siendo responsables con nosotros mismos y con el entorno, tenemos el derecho de hacer nuestras consideraciones, de legitimar nuestros actos, pensamientos y emociones.
- Actitud proactiva: Podemos haber padecido problemas, pero no somos víctimas, ni sujetos pasivos. Mantengamos una actitud activa con nosotros y nuestras vidas. “Trabajémonos” para construirnos mejor, para poder cambiar aquello que queremos. Nadie lo hará por nosotros. Evidentemente requiere responsabilidad y esfuerzo.
Nosotros somos los dueños de nuestras vidas. De vida tenemos una. Crezcamos seguros y felices.
Laia Oliva. Psicóloga, psicoterapeuta.
Licenciatura en Psicología, Universitat Oberta de Catalunya.
Título de experto en Terapia Cognitiva, Universitat Ramon Llull.
Formación específica en Hipnosis Clínica, Gabinet mèdic i psicològic Dr. Romeu.
Licenciatura en Ciencias de la Información, Publicidad y RRPP, Universitat Ramon Llull.
3 Comments
Qué importantes palabras. Aprender cómo tratarme a mí mismo fue una de las cosas más enriquecedoras de mi experiencia terapéutica. Es difícil de describir el sentimiento de libertad que se experimenta al desembarazarse de todas esas inseguridades. Y se empieza por respetarse a uno mismo.
Me ha encantado el artículo! Gracias Laia por guiarme y sobre todo por darme esperanzas para superar las inseguridades! Un abrazo
[…] último texto que escribí, “Vivir con seguridad”, terminaba así: “Nosotros somos los dueños de nuestras vidas. De vida tenemos una. Crezcamos […]