La elección del profesional adecuado tiene gran importancia de cara a obtener unos resultados satisfactorios. Un tratamiento psicológico suele ser un proceso largo, de semanas o meses, y no se trata de perder tiempo y dinero.
No siempre se puede elegir. Cuando nos ponemos en manos de la asistencia pública, lo común es encontrarnos con mínimas opciones. El tratamiento psicológico ofrecido en centros sanitarios suele ser pobre. La sanidad en cuestiones de salud mental reserva el grueso de los efectivos para médicos psiquiatras, y los psicólogos o el personal de enfermería psiquiátrica resultan más orientados a trabajar en centros hospitalarios, que en medicina ambulatoria.
Las aseguradoras privadas (mutuas, etc.) no contemplan la asistencia psicológica, salvo en aseguradoras de calidad (y precios altos), y solamente en un número limitado de sesiones.
La asistencia psicológica suele obtenerse a través de colegiados que ejercen privadamente su profesión. ¿Cómo podemos apreciar las cualidades que debe tener una persona, para que podamos confiar en ella? Veamos algunos datos que nos pueden orientar, y el valor que podemos conceder a cada uno de ellos.
Seleccione cuidadosamente su psicólogo. Es un asesor que va a prestarle un servicio. Es necesario que todo esté claro desde el primer momento. Pregunte cuál será el objetivo del tratamiento, qué métodos y trabajos se realizarán para llegar a este objetivo. Cuál será la temporización y qué etapas con objetivos parciales se van a seguir. Cuánto tiempo va a llevar este proceso. Cuánto le va a costar. Cada cuánto tiempo se harán evaluaciones de resultados para saber si vamos por buen camino.
Ud. está contratando un servicio. Asegúrese pues de que lo que está “comprando” es lo que necesita, y que quien se va a encargar del trabajo actúa con rectitud y profesionalidad.
Helena Romeu Llabrés
Psicóloga Clínica
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